0.2. Ensambladores, compiladores e intérpretes
Está claro entonces que las órdenes que nosotros hemos escrito (lo que se conoce como
“programa fuente”) deben convertirse a lo que el ordenador comprende (obteniendo el
“programa ejecutable”).
Si elegimos un lenguaje de bajo nivel, como el ensamblador (en inglés Assembly, abreviado
como Asm), la traducción es sencilla, y de hacer esa traducción se encargan unas herramientas
llamadas ensambladores (en inglés Assembler).
Cuando el lenguaje que hemos empleado es de alto nivel, la traducción es más complicada, y a
veces implicará también recopilar varios fuentes distintos o incluir posibilidades que se
encuentran en bibliotecas que no hemos preparado nosotros. Las herramientas encargadas de
todo esto son los compiladores.
El programa ejecutable obtenido con el compilador o el ensamblador se podría hacer funcionar
en otro ordenador similar al que habíamos utilizado para crearlo, sin necesidad de que ese otro
ordenador tenga instalado el compilador o el ensamblador.
Por ejemplo, en el caso de Windows (y de MsDos), y del programa que nos saluda en lenguaje
Pascal, tendríamos un fichero fuente llamado SALUDO.PAS. Este fichero no serviría de nada en
un ordenador que no tuviera un compilador de Pascal. En cambio, después de compilarlo
obtendríamos un fichero SALUDO.EXE, capaz de funcionar en cualquier otro ordenador que
tuviera el mismo sistema operativo, aunque no tenga un compilador de Pascal instalado.
Un intérprete es una herramienta parecida a un compilador, con la diferencia de que en los
intérpretes no se crea ningún “programa ejecutable” capaz de funcionar “por sí solo”, de modo
que si queremos distribuir nuestro programa a alguien, deberemos entregarle el programa
fuente y también el intérprete que es capaz de entenderlo, o no le servirá de nada. Cuando
ponemos el programa en funcionamiento, el intérprete de encarga de convertir el programa en
lenguaje de alto nivel a código máquina, orden por orden, justo en el momento en que hay que
procesar cada una de las órdenes.
Para algunos lenguajes, es frecuente encontrar compiladores pero no suele existir intérpretes.
Es el caso del lenguaje C, de Pascal y de C++, por ejemplo. En cambio, para otros lenguajes, lo
habitual es trabajar con intérpretes y no con compiladores, como ocurre con Python, Ruby y
PHP.
Además, hoy en día existe algo que parece intermedio entre un compilador y un intérprete:
Existen lenguajes que no se compilan para obtener un ejecutable para un ordenador concreto,
sino un ejecutable “genérico”, que es capaz de funcionar en distintos tipos de ordenadores, a
condición de que en ese ordenador exista una “máquina virtual” capaz de entender esos
ejecutables genéricos.
Esta es la idea que se aplica en Java: los fuentes son ficheros de texto,
con extensión “.java”, que se compilan a ficheros “.class”. Estos ficheros “.class” se podrían
llevar a cualquier ordenador que tenga instalada una “máquina virtual Java” (las hay para la
mayoría de sistemas operativos). Esta misma idea se sigue en el lenguaje C#, que se apoya en
una máquina virtual llamada “Dot Net Framework” (algo así como “armazón punto net”).